Uf, ésta es una entrada difícil. Y no por el trabajo de art journal que veis abajo, que lo hice en una tarde súper rápido porque tenía muy claro cómo hacerlo, si no por lo que representa.
A mí, ser mujer no me ha costado nada. He tenido la suerte de ir a un colegio público con mi propia ropa (nada de uniforme de falda, la falda la llevaba yo cuando a mi madre le daba la gana), y con mis amigos y amigas con los que jugábamos a fútbol si nos apetecía, o a peleas, o a casitas, o a encorrernos como unos críos más. Cuando salía por ahí de bares o discotecas, nunca tuve ningún problema por cómo iba vestida. Cuando entré a trabajar, mi trabajo valía tanto como el de mi compañero, y así se ha pagado desde entonces. La única discriminación que sufro por ser mujer, es cuando me tocan alumnos árabes o gitanos, que evidentemente me tratan distinto de cómo lo harían si fuera hombre. Es muy difícil enseñar cuando no te respetan ni te aceptan, ni te quieren en su vida, aunque toque por obligación. Y no todos son así.
El caso es, que yo no soy verdaderamente consciente de las luchas que hicieron en su momento mujeres, para que yo pueda estar donde estoy, ni tampoco de las luchas que mujeres de todo el mundo están haciendo para mejorar su calidad de vida, y ser tratadas como personas. Como la gente me trata a mí.
Así que cuando me puse a reflexionar, decidí hacer una página de art journal para recordarme a mí misma que esa lucha aún continúa, y así además, conocer a las activistas de África y oriente medio que están luchando porque, en un futuro, pueda haber allí mujeres a las que no les cueste nada ser mujer.
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